“Ni de
Hebe ni de Schocklender” nos marcó de entrada la cancha Norita, haciendo
las veces de local en la oficina de Adolfo Pérez Esquivel en el SERPAJ.
Cansada de que los medios la busquen sólo para “ensuciar a la lucha de
las Madres y de nuestros hijos”, quería hablar de otras cosas. De tantas
cosas que tienen ocupadas a este elenco de jóvenes militantes
octogenarias llamadas Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y a ella,
especialmente, una verdadera pila cargada de entusiasmo, de conciencia y
de ternura.
Porque si hay algo que trasciende de esta pequeña mujer, mas allá de todas sus virtudes de luchadora, es la inconmensurable ternura de su mirada cuando alza el rostro tras atarse su pañuelo blanco.
“Cuando yo iba a los cuarteles preguntando por Gustavo, los milicos me decían que si era un perejil seguramente iba a aparecer. Pero ninguno fue un perejil. Hasta los chicos de 13 o 14 años, los de la Noche de los Lápices, todos fueron militantes de agallas y de convicciones. A ninguno lo manejaron ni los usaron. Más allá de las actitudes que puedan haber tenido sus líderes. Ellos y ellas salieron a luchar convencidos y valientes.
Esa convicción y fuerza nos contagiaron a todas nosotras y aprendimos a acercarnos a otros movimientos sociales como lo somos nosotras. Porque nosotras somos un movimiento social, no somos una ONG”.
Estar en todos lados
“Lo nuestro fue algo visceral, espontáneo. A nadie le fueron a buscar a su casa para invitarla a militar en las Madres. Nos encontramos en la Plaza porque salimos a buscar a nuestros hijos.El dolor, la desesperación, la necesidad de saber que había pasado con ellos, nada fue preparado, todo fue día por día. Y así seguimos hasta el día de hoy. Todavía no nos terminamos de organizar (se ríe).
Y para colmo cada vez quedamos menos y nos tenemos que dividir más aún las tareas. Pero las cosas siguen saliendo: que un homenaje, que una baldosa, que un acto aquí o allá, tratando de cumplir con todos los compromisos, de estar en todos lados.
Claro, antes íbamos 5 o 6 juntas. Ahora si va una sola, que se conforme el que nos invita porque muchas no quedamos. Lo importante es que haya un pañuelo blanco acompañando las luchas”.
Emociona y perturba
“El pañuelito todavía perturba y emociona. Perturba a los represores y genocidas, perturba a los jueces que a veces no nos dejan entran a los juicios con el pañuelo. Pero también emociona y da fuerzas a los que reclaman, a los que pelean.Surgió cuando decidimos ir a la peregrinación a Lujan para pedir por nuestros hijos y hacer visible nuestro problema. Para encontrarnos y reconocernos en los distintos puntos de la ruta donde nos íbamos a ir sumando, decidimos ponernos un pañuelo en la cabeza. Pero como teníamos la peregrinación ya encima y no había tiempo de hacernos los pañuelos, nos pusimos un pañal de bebe, que en esa época eran de tela. Un pedazo de tela blanca cuadrado que lo doblamos como un triángulo y tuvimos nuestro pañuelo blanco.
Después decidimos ponerle sus nombres porque es una forma de hacer memoria y de saber que aquí están. Ese es el compromiso nuestro: que estén, que no se borren de la historia. Es una manera que queden grabados en la historia. La historia camina y el nombre de ellos camina con la historia”.
Nosotras nos fuimos
“Durante la dictadura siempre fuimos muy unidas, con un enemigo en común. Cuando vino la democracia, empezaron las opiniones distintas, las diferencias. Que si había que hacer homenajes o no, el tema de los Habeas Corpus colectivos, la aparición de las tumbas NN y el deseo de muchas familias por identificarlos, si se exhumaban o no, si sacábamos personería jurídica o no, etc. Había distintas visiones sobre esas situaciones nuevas que se presentaban. Esas diferencias se fueron acentuando y presentando problemas entre nosotras.Empezamos a recibir agresiones de parte de Hebe porque pensábamos distinto. Se hacía muy difícil permanecer.
Un día de enero de 1986 se realizaron elecciones en la Asociación, elecciones que no había que publicitar, que se hicieron casi en secreto, llenas de misterio. Las elecciones pintaban de manera muy irregular y apuntaban a que Hebe se quedara con la suma del poder. Nosotras nos opusimos a ese juego, llamamos a un escribano y decidimos retirarnos. Pero al no tener personería jurídica era una ruptura de hecho solamente. Pero fue un corte violento. Algo que no hubiéramos querido nunca. Pero no fue casual. Hubo una intencionalidad, fue una ruptura deseada por Hebe y los que la apoyaban.
Así fue que nos retiramos la mayoría de las madres que integrábamos esa comisión. La mayoría de las veinte que teníamos cargos. Nos fuimos sin llevarnos nada ni pretender quedarnos con algo. Decidimos empezar de cero”.
Sigue siendo un drama
“Lo nuestro es un drama que no acaba. Yo no se lo que pasó con mi hijo y ya pasaron 34 años. Eso sigue siendo un drama. Es cierto que hay avances, hay juicios, la memoria camina pero yo y miles como yo no sabemos que pasó con nuestros hijos. Nos vamos muriendo sin saber de ellos. A pesar de los avances. Porque hay que reconocer que hubo avances con el gobierno de Néstor Kirchner y con el de Cristina. Eso hay que decirlo. Fuimos escuchadas por los últimos dos gobiernos”.Ni sabíamos de ellos
“No sabíamos que esperar de Kirchner ni de Cristina porque hasta ese momento ni sabíamos de ellos. Es decir, los conocíamos, claro, pero nunca habían firmado una solicitada, nunca se habían puesto a disposición nuestra, nunca nos habían recibido en Santa Cruz.Pero, bueno, también es cierto que hubo otros como Alfonsín y Menem que pertenecieron a la Asamblea Permanente por los DDHH y luego en el poder dictaron el punto final y la obediencia debida uno y el indulto el otro. A veces la gente cambia para bien y otras para mal. Es difícil juzgarlo”.
No hacemos partidismo
“Pero reconocer lo bueno que en materia de Derechos Humanos del pasado ha hecho este gobierno y el anterior no obliga a uno a hacer partidismo para agradecerlo.Yo digo esto personalmente, es mi sentimiento. Creo que hay que reconocer los avances que tuvimos que no hubiéramos tenido con otros gobiernos. Pero no hay necesidad de que organismos de DDHH tomen actitudes partidistas con el gobierno de turno.
Nosotros debemos defender los derechos humanos de manera integral, escuchar cada denuncia, atender cada reclamo sin sentirse inhibido por lo que pueda pensar el gobierno.
Te doy un ejemplo: durante el tiempo que duró el acampe Qom en la Avenida 9 de Julio ningún organismo, ninguno de los que están siempre con Cristina tuvo el coraje de pedirle que los atienda. No fuera cosa que se enojara y no los atendiera más”.
Me insultaron
“Hace un mes en la Plaza Hebe dijo que yo era una traidora, que no era Madre de Plaza de Mayo, que nunca había sido. Hasta el cretino de Morales Solá salió a defenderme. Los periodistas de izquierda que ahora son estrellitas y cobran mucho no dijeron nada, ni ahí ,ni cuando el ministro Randazzo me insultó. Lo que pasa es que tienen prohibido hablar mal de Hebe por órdenes de la Presidenta. Pero no de mí, parece.”Lealtad con los que luchan
“En un organismo de DDHH el compromiso es con los que luchan, con los que sufren, con los que tienen problemas, con los reprimidos, con los que viven injusticias. Esa es nuestra función. No podemos ignorarlas para no quedar mal con el gobierno. Debemos elevar la denuncia de los que no tiene voz, no esconderla. Somos las madres de todos, no de algunos. No podemos perder nuestra independencia política. Eso es fundamental. Mas allá de las simpatías”.Ahí están las Madres
“Hace 34 años que estamos luchando no sólo por los desaparecidos, no sólo por la Verdad, la Justicia y la Memoria. En este recorrido nosotras aprendimos a retomar las luchas sociales que tenían nuestros hijos. Así estuvimos en las luchas de los trabajadores, en la defensa de la salud pública, cuando hay represión, cuando hay luchadores procesados, cuando hay tomas de fábricas, en la lucha de los estudiantes. En síntesis, donde hay una necesidad, donde hay un reclamo, una lucha, ahí están las Madres”.Un núcleo de movimientos sociales
“La convocatoria a una Constituyente Social la considero muy importante para aglutinar movimientos sociales pero sin hacer necesariamente un partidismo político. Que sea un núcleo de movimientos sociales, políticos, religiosos, culturales que podamos acompañar las políticas económicas y sociales para que este sea un país con real distribución de la riqueza, sin pobres, sin hambrientos. Esa es mi aspiración: un país donde entremos todos y todas, donde podamos vivir con dignidad. Ese es mi sueño, como lo es de ustedes, como lo fue de nuestros hijos e hijas. Un país donde podamos realmente vivir felices”.Un grupo perdió las elecciones
“En la CTA hubo elecciones y como el resultado no favoreció a la gente que quería ser favorecida, no reconocieron el resultado. Eso no me gusta. Yo no tengo enemigos ni en una ni en otra. Con todos luchamos juntos durante estos años, con todos caminos juntos y les reconozco su compromiso. Pero no me gusta que un grupo que perdió las elecciones no lo reconozca. Es como cuando Hebe quiso hacer su asamblea para hacerse dueña de Madres. Me duele y no me gusta”.Doña Nora
“Soy Nora Morales de Cortiñas, nací el 22 de marzo de 1930 en Santiago del Estero y Estados Unidos en el barrio porteño de Constitución en un hogar de clase media tirando para abajo. De padres catalanes, muy trabajadores. Mi papá, debo reconocer, era muy machista.Desde hace 59 años vivo en Castelar. Allí nos mudamos con mi esposo Carlos cuando Gustavo, mi primer hijo, tenía 5 meses. Luego vino Marcelo en el 55. Fuimos una familia normal, de clase media. Carlos siempre trabajó en el Ministerio de Economía. Yo era profesora de Alta Costura y cocía a escondidas porque mi marido también era machista y no quería que trabajara. Me dediqué a mi casa, a mis hijos”.
Gustavo
“Mis hijos estudiaron en el Colegio Inmaculada que tenía una historia de progresismo. No tenían cuadros de Sarmiento, por ejemplo, por el cuestionamiento que le hacían desde el colegio. Ahí empezó a abrir su cabeza. Y en casa, claro, donde no se hacía partidismo pero mamaron la solidaridad. Gustavo comenzó a estudiar administración de empresas en la Universidad de Morón donde siguió forjando su conciencia política y luego se pasó a la UBA pero no terminó la carrera porque eran épocas de mucha militancia.Por intermedio de una compañera, comenzó a militar en la villa de Retiro en la época que mataron al padre Mugica. Luego militó en Morón, en el Barrio San Juan, con la gente del Hospital Posadas.
Los chicos militantes de esos años, creo yo, no sabían que la represión podía ser tan brutal. Empezaron a entenderlo con los crímenes de la Triple A, cuando empezaron a perder a los primero compañeros.
Se casó con Ana, los dos militantes. Se habían conocido el 25 de mayo de 1973 cuando fueron a sacar a los presos políticos de Devoto. Al principio vivieron en casa con nosotros y después pasaron a la clandestinidad. Ya había nacido Damián, mi nieto.
Después volvieron a vivir con nosotros porque creían que había pasado lo peor. Ya no eran tan activos, empezaron a tener disidencias con la dirigencia de Montoneros pero seguían fieles a sus ideales.
Se lo llevaron unas Pascuas del año 77. Había ido toda la familia a Mar del Tuyu y ellos se volvieron el domingo después del mediodía a Buenos Aires. Los fuimos a despedir al micro, le di un beso, un abrazo, me saludó por la ventanilla y ... perdón... todas las navidades, después que se lo llevaron, yo me sentaba frente a la ventana en mi casa esperando que apareciera, que tocara el timbre. El primer año le compre ropa nueva: vaqueros, mocasines pensando que la iba a necesitar cuando lo largaran.
Les pido perdón porque a mi no me gusta llorar porque yo estoy orgullosa de Gustavo, de todos los militantes, de los que hoy luchan. Me siento orgullosa, me siento fuerte. Estas lágrimas son apenas un desliz”.
Artículo publicado en el Periódico de la CTA N° 78, correspondiente al mes de julio de 2011
* Equipo de Comunicación de la CTA
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